La Torre de Babel es mucho más que una edificación mencionada en la Biblia. En verdad, este es un mito fundacional que intenta explicar por qué los pueblos del mundo hablan diferentes lenguas.
Esta construcción conocida como Torre de Babel se describe en el libro del Génesis, cuya autoría se atribuye tradicionalmente al profeta Moisés. Por estar profundamente relacionado al origen bíblico de los idiomas, este mito está también muy ligado a la traducción tal como la conocemos hoy.
¿Qué es el mito de la Torre de Babel?
Según cuenta el libro del Génesis, la humanidad quedó casi extinta después de una inundación mundial llamada el diluvio universal. Sin embargo, gracias al Arca de Noé este personaje bíblico logró sobrevivir a la catástrofe natural junto a siete integrantes de su familia.
De acuerdo al mito, como únicos seres humanos que habitaban el planeta, los descendientes de Noé se establecieron en la llanura de Senaar (posteriormente Babilonia). Allí, decidieron emprender la tarea de construir una torre tan alta que llegara al cielo. Al observar la edificación, Yahveh (el Dios de Noé) decidió que los habitantes de la Tierra hablaran diferentes lenguas para que dejaran de entenderse y así abandonaran esta construcción.
Según la Biblia, para evitar el desarrollo de la edificación Dios hizo que los constructores comenzaran a hablar diferentes idiomas dando lugar al origen de las distintas lenguas. Así, los seres humanos se dispersaron por toda la Tierra hablando en distintos idiomas:
“Toda la Tierra hablaba una misma lengua y usaba las mismas palabras. Al emigrar los hombres desde Oriente, encontraron una llanura en la región de Senaar. Se establecieron allí y dijeron: «Edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos así famosos y no andemos más dispersos sobre la faz de la Tierra». Pero Yahveh descendió para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban edificando y dijo: «He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua; siendo este el principio de sus empresas, nada les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan. Pues bien, descendamos y allí mismo confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos con los otros».
Así, Yahveh los dispersó de allí sobre toda la faz de la Tierra y cesaron en la construcción de la ciudad. Por ello se la llamó Babel, porque allí confundió Yahveh la lengua de todos los habitantes de la Tierra y los dispersó por toda la superficie”
Génesis 11:1-9
¿Existen rastros de la Torre de Babel?
Si bien la Torre de Babel es parte de un relato bíblico, suele estar asociada con el antiguo templo Etemenanki (“El templo de la creación del cielo y de la tierra”). La construcción de ese templo es incierta, pero probablemente existía antes del reinado de Hammurabi, el sexto rey de Babilonia, cuyo reinado duró de 1792 a 1750 a. C.
Esta edificación era un zigurat (templo con forma de pirámide) de siete pisos de altura dedicado al dios babilonio Marduk del que actualmente permanecen escasos restos. Etemenanki fue históricamente asociado con la Torre de Babel al punto tal que se dice que este templo inspiró este popular relato bíblico.
¿Cuál es la relación entre este mito y la traducción?
El mito de la Torre de Babel sitúa el origen de las lenguas del mundo en una sola, una “lengua original”. Según la Biblia, la diversidad de idiomas es un “castigo divino”; por lo tanto, esta multiplicidad de lenguajes sería algo negativo para los humanos ya que dejaron de comprenderse entre sí.
La intención de este relato bíblico es demostrar que los humanos necesitan entenderse y colaborar entre ellos —sin desafiar a Dios— para concretar sus proyectos. Pero además, este mito le da gran importancia al lenguaje como vínculo social para alcanzar los objetivos comunes a la humanidad. Esta enseñanza está muy vinculada a la traducción, ya que ella posibilita sortear estas barreras lingüísticas y comprender a personas de todo el mundo.
La traducción profesional permite que un texto –de cualquier tipo- se vuelva inteligible para todas las culturas que habitan la Tierra. Así, es posible pensar la tarea de los traductores como una pequeña enmienda a aquella unión y comprensión que los humanos perdimos junto con la ambiciosa Torre de Babel. Gracias a la traducción, hoy logramos disfrutar de esta multiplicidad de idiomas y apreciarlos en toda su riqueza humana, social y cultural.