Español y castellano: ¿Son o no son lo mismo?

Español y castellano son dos palabras que se usan indistintamente para designar a la misma lengua. Sin embargo, esta indiferenciación genera algunos debates y discusiones por ser, ante todo, inexacta y controversial.
Para empezar por el principio, vayamos a ver qué dice el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) al respecto. Las siguientes son las definiciones de los nombres masculinos “español” y “castellano” según la RAE:

Español:
-Lengua romance que se habla en España, gran parte de América, Filipinas, Guinea Ecuatorial y otros lugares del mundo.

Castellano:
-Lengua española, especialmente cuando se quiere distinguir de alguna otra lengua vernácula de España.
-Dialecto romance originario de Castilla, del que fundamentalmente proviene el español.
-Variedad del español que se habla en la parte norte de los territorios del antiguo reino de Castilla.

Conociendo cómo define la Real Academia Española al español y el castellano, el primer dato que llama la atención es que el origen del idioma español se encuentra, justamente, en el dialecto romance originario de Castilla, una región de límites imprecisos localizada en el centro de la península ibérica (ex reino de Castilla).
Con este punto de partida, desde Worldly Translations podremos comenzar a desentramar los orígenes y los debates que se presentan alrededor de estos dos nombres que suelen usarse para designar a un mismo idioma.

¿Qué controversias existen entre español y castellano?
La principal discusión alrededor del nombre del idioma español (hablado en España, Hispanoamérica, Guinea Ecuatorial y en otras zonas hispanohablantes) gira en torno a si resulta más apropiado denominarlo como español o castellano; o si ambas formas son equivalentes entre sí.
Esta controversia primordial tiene dos aristas. Por un lado, si es más apropiado usar el término en función de su origen (el romance castellano) o en función de su denominación más conocida (el español). Por otro lado, si al referirse al castellano se hace referencia únicamente al español hablado en España, o si se trata de un sinónimo del español en cualquier país hispanohablante del mundo.
Como muchas de las discusiones relacionadas con la denominación de una lengua que se identifica con un determinado territorio (español con España y castellano con Castilla, el antiguo reino donde se origina el idioma y desde el que se extiende hacia América), esta controversia es considerada extralingüística ¿Por qué? Simplemente porque lleva aparejado un pasado histórico que implica una lucha en favor de una denominación única para facilitar su identificación internacional.

¿Existen discusiones desde el punto de vista lingüístico?
Desde una óptica puramente lingüística no es posible justificar preferencias por una denominación u otra para designar a la lengua española. Según la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, español y castellano son entonces sinónimos.
Sin embargo, según el Diccionario panhispánico de dudas, también perteneciente a la RAE: “El término español resulta más recomendable por carecer de ambigüedad, ya que se refiere de modo unívoco a la lengua que hablan hoy cerca de cuatrocientos millones de personas. Asimismo, es la denominación que se utiliza internacionalmente (Spanish, espagnol, Spanisch, spagnolo, etc.). Aun siendo también sinónimo de español, resulta preferible reservar el término castellano para referirse al dialecto románico nacido en el Reino de Castilla durante la Edad Media, o al dialecto del español que se habla actualmente en esta región. En España, se usa asimismo el nombre castellano cuando se alude a la lengua común del Estado en relación con las otras lenguas cooficiales en sus respectivos territorios autónomos”.
Para completar esta última idea, la Constitución española de 1978, en su artículo tercero, utiliza la denominación específica de “castellano” para diferenciar la lengua oficial de las otras “lenguas españolas” como el euskera, el aragonés, el catalán o valenciano, el asturleonés, el gallego o el aranés.

Por lo tanto, queda en evidencia que si bien designan a una misma lengua, las controversias en torno al español y el castellano exceden el ámbito lingüístico y están más relacionadas a disputas políticas y territoriales.

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